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martes, julio 02, 2013

El rediseño de Benjamin Villegas

¿Cómo capotea la crisis el dueño de la editorial independiente más exitosa y persistente de Colombia? Por Lorenzo Morales.

Foto: Camilo Rozo.

Benjamín Villegas duerme mal pensando en libros. En un libro sobre mariposas, en otro sobre el páramo, uno sobre pájaros, otro sobre Bogotá a vuelo de pájaro. Coge ideas del aire o de oídas y las garrapatea en libretas que deja tiradas en los taxis. Cada idea la vuelve una obsesión que empieza a tomar forma, peso y color en su oficina de la calle 82. Allí tiene un pequeño hogar autosuficiente que él mismo levantó, con baño y una especie de diván que puede hacer de cama y una mesa de juntas que puede hacer de comedor. No tiene escritorio de mandamás sino una mesa cuadrada con cuatro sillas. Las paredes son una muralla de libros.

Durante el día suele estar prendido al celular en su papel de telefonista ilustrado o un piso abajo, con sus diseñadores. “Ese color está muy saturado”, dice mientras revisa unas pruebas en pantalla. “Mire si le puede bajar un poco”. “Achiquite esa foto”, ordena, muy rolo, en su uniforme de trabajo: corbata y un saco en V de lana. “Súbale al carmelito”. Está pendiente de cada detalle, examina cada foto, lee cada texto, relee cada pie de foto. Con frecuencia es el último en apagar las luces y el?último en cerrar con doble llave, y a oscuras, la puerta de Villegas Editores. Por estos días también duerme mal pensando en el futuro de su empresa.

domingo, febrero 05, 2012

Down in the Dark

Accompanying a Colombian Miner on His First Trip Underground Since an Accident Killed His Brother. By Lorenzo Morales and Anna-Katrina Gravgaard.
Under a small icon of Jesus, surrounded by his seven children, Floresmiro Olaya gulps down a breakfast of potato broth and hot chocolate. He’s going back to work today, barely six weeks after a coal mine explosion high up in the Andes mountains of Colombia killed his brother and four friends and left him the lone survivor. When she heard about the accident, Floresmiro’s then-pregnant wife, Estelle, went into shock and gave birth prematurely. The infant, who has not yet been named, is lying on a blanket on his parents’ bed. He lets out a wail. Floresmiro’s oldest child, Michael, picks him up. The father watches.

“The first thing I did when I woke up this morning was to ask God to protect me,” he tells us.
Floresmiro is a jovial 34-year-old, nearly six feet tall, with round, freckled cheeks. Today he’s dressed in grey overalls, jeans jacket, and yellow rubber boots with newspapers wrapped around his feet instead of socks. All the miners wear newspapers around their feet, which they change during lunch break, to keep their feet dry. As we walk out into the cold, misty spring morning, he talks about the accident at the La Escondida mine near the small town of Sutatausa in Cundinamarca district. With every day that passes he remembers new details about the February tragedy.

Floresmiro was halfway down the mine when the blast occurred and the impact threw him clear of the mineshaft. Mine inspectors later said that the explosion was caused by accumulated gases. The molehill-like mine, one of several illegal mines that pockmark the Peñas del Boquerón mountainside, lacked proper ventilation, collapse shelters, and other safety precautions. Floresmiro says it had never been inspected before the accident.

After the explosion blocked the entrance to the mine, locals heard a bell ringing inside, the same one that miners use to signal that the coal cart is loaded and ready to be pulled up the mine shaft. There were survivors down there. Floresmiro imagines it was his brother pulling the string. He imagines him surrounded by dead comrades, slowly suffocating in the darkness.

Siga leyendo este reportaje en el Earth Island Journal, haciendo click aquí.

miércoles, enero 11, 2012

Durban, la última carta.



La emisiones de gases a la atmósfera alcanzaron un nuevo pico y el clima del planeta parece ya no tener arreglo. ¿Podrá el mundo rescatar la única herramienta que obliga a reducir la huella de carbono? Por Lorenzo Morales, enviado especial de SEMANA a Durban.
Martes 29 Noviembre 2011

Este martes empieza la conferencia más trascendental sobre el cambio climático desde que se aprobó el Protocolo de Kyoto en 1997, la única herramienta internacional con la que cuenta el mundo para exigirles a los países desarrollados reducir la emisión de gases nocivos a la atmósfera y cuyo mandato termina en unos meses.
En Kyoto, los países se impusieron una meta ambiciosa pero urgente: cortar en 5,2 por ciento la emisión de gases que calientan la atmósfera (entre ellos el CO2), cuyos múltiples efectos se resumen en uno solo: calentamiento global. En un hecho histórico en un foro mundial, aceptaron ser evaluados y sancionados en caso de incumplir sus metas.

El próximo año, estos países tendrán que pasar al tablero y ya se anticipa que varios de ellos, como Canadá, se rajarán en la tarea y otros, como Japón, pasarán raspando. Desde ya algunos, incluido Rusia, han anunciado que no tienen interés en extender las metas después de 2012, menos cuando los grandes contaminadores como Estados Unidos -que nunca ratificó el protocolo- o India y China, sin obligación de reducir emisiones, miran tranquilos desde lo alto de sus humeantes chimeneas.

Mientras las rivalidades políticas y la competencia económica bloquean cualquier avance, el planeta sigue sometido a un estrés sin precedentes. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el órgano científico con mayor credibilidad en el tema, advirtió la semana pasada sobre la alta probabilidad de que las temperaturas extremas aumenten en cerca de 3 grados para mediados de este siglo. La cifra disparó las alarmas: los científicos prevén que un aumento superior a 2 grados será como empujar la primera ficha de un dominó impredecible.

"Es claro que la Convención de Cambio Climático fracasó, aunque nadie quiera reconocerlo", dijo a SEMANA el exministro de Medio Ambiente, Manuel Rodríguez Becerra, quien ha participado en varias negociaciones. "El objetivo central era frenar las emisiones de gases y eso ya no se logró".

Siga leyendo la historia haciendo clic aquí.

martes, agosto 02, 2011

Un año de Santos y su cruzada anti-corrupción

Por Lorenzo Morales

Uno de los hechos más notables del primer año del gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos ha sido su impetuoso interés por destapar escándalos de corrupción en las oficinas del Estado. En poco tiempo, Santos—quien fue inaugurado el 7 de agosto del 2010—ha desenmascarado multi-millonarios desfalcos a las arcas públicas y ha puesto en evidencia sofisticadas redes de fraude que involucran a empresas privadas con altos funcionarios del gobierno, ex-funcionarios y mandatarios locales.

Para demostrar que esta batalla está muy arriba en la lista de sus prioridades, Santos ha salido a los medios en tono solemne a anunciar operaciones anti-corrupción de gran calado. Los anuncios se han vuelto tan frecuentes que a la prensa le queda poco tiempo para asimilar un caso cuando ya sus titulares apuntan hacia otro nuevo.

Siga leyendo este artículo en Americas Quarterly.

sábado, junio 25, 2011

La deshonra de La Colina


En los años sesenta, un grupo de artistas osó sacudir a la mojigata Bogotá. Por primera vez, artistas homosexuales se convirtieron en los grandes anfitriones de una tertulia que parecía no tener fin.
Por: Lorenzo Morales


En una foto en blanco y negro un grupo de personas le practica una cesárea a Ilva Rash, primera esposa de Alejandro Obregón. Armando Villegas sostiene al neonato por los pies, al tiempo que Eduardo Ramírez Villamizar y Enrique Grau trincan a la madre mientras le hacen una falsa sutura (foto 1). En otra foto, trece amigos, entre ellos Rafael Moure, Edgar Negret, Germán Vargas, Enrique Grau y Hernán Díaz recrean La última cena. En el centro no está Cristo, sino el librero catalán Luis Vicens, las manos extendidas sobre una mesa donde no hay pan ni vino sino ron y Coca-Cola.

Estas imágenes son retazos del álbum de uno de los círculos de artistas e intelectuales más influyente y polémico de la segunda mitad del siglo XX en Colombia. Algunas de estas fueron tomadas entre los años sesenta y setenta, en los apartamentos de Enrique Grau, Hernán Díaz y Eduardo Ramírez Villamizar, por entonces no solo pioneros de un nuevo lenguaje en el arte sino también de un barrio en decadencia en las faldas de los cerros de Bogotá.

“Fue una cuadra premonitoria”, dice Guillermo Angulo refiriéndose al escaso tramo de la calle 26 entre carreras Quinta y Cuarta, en el barrio Independencia, donde en una hilera de apenas cinco edificios diseñados en serie por el suizo Paul Studer vivieron, al tiempo, la escultora Beatriz Daza, el arquitecto Rogelio Salmona, el crítico Hernando Valencia Goelkel, el fotógrafo Hernán Díaz y el pintor Enrique Grau.

Estos dos últimos convirtieron rápidamente sus apartamentos en el epicentro de fiestas de cuatro pisos y puertas abiertas donde la única regla era gozar sin límites y sin prejuicios. Igual sonaba un porro o una cumbia que The Beatles o Puccini y las carcajadas retumbaban, estremeciendo los barrios más mozos y más planos. A las fiestas llegaba la bailarina Delia Zapata (a veces con su tropa), el director de teatro Enrique Buenaventura, la cantante Leonor González Mina, los poetas Eduardo Cote Lamus y Amilkar-U, la actriz Betty Rolando, la osada modelo Dora Franco y una lista de nombres ilustres tan larga que solo citándolos se llenaría esta página.

La curiosidad de quienes no frecuentaban esos festines daba pie para rumores escandalosos de que allí se vivía una débauche permanente. A oídas era fácil tener esa impresión, pues las veladas empezaban en la tarde y terminaban en la madrugada con hombres y mujeres disfrazados, caras pintorreteadas y, casi siempre, con un tufo insecticida. Un día aparecía, de pronto, Hernán Diaz envuelto en una sábana declamando como si fuera Berta Singerman, al otro Grau disfrazado con sombrero, plumas y delineador en los ojos haciendo un performance destemplado de Renata Tebaldi, su soprano favorita. Otra vez, asegura una de sus amigas, hasta un tapete le sirvió de capa.

Siga leyendo el artículo en la revista Arcadia, haciendo click aquí.

(Foto: Fernando Botero por Hernán Díaz)

martes, mayo 24, 2011

Colombia’s Massive Floods and the Reasons Behind Them

by Lorenzo Morales

Colombia is going through one of the most severe rainy seasons in decades. In twelve months of downpours, more than one million hectares (2.47 million acres) of productive land have been flooded, roads have been erased by mudslides, and big and small cities have been isolated and heavily damaged. So far, 428 people have died and 77 are reported missing, according to official figures. About 2.9 million people (6.4 percent of the total population) have been directly affected in 28 of the country’s 32 departments, according to the National Statistics Department.

“This is the worst natural tragedy in the history of the country, considering the number of people affected and the extension of the catastrophe,” said President Juan Manuel Santos. “It’s something like when Katrina hit New Orleans a few years ago, but this time we are talking about a whole country.”

The government estimates that this unprecedented rainy season, caused by the La Niña/El Niño weather phenomenon, could cost some 2.5 percent of the GDP. This is comparable to the destructive power of the country’s three most damaging natural disasters of the last 30 years: the earthquake in Armenia in 2001 (1.86 percent of GDP), the volcano eruption in Armero in 1985 (0.29 percent) and the earthquake in Popayan in 1983 (0.45 percent). But this time it’s all happening in one year.

Unpredictable forces of nature are in play in Colombia’s current disaster. No one can be blamed for that. But as national and local authorities wash their hands of responsibility, they persist in sponsoring policies and projects that alter (and sometimes destroy) the mechanisms that can both trigger or turn off such forces.

Seguir leyendo en Amercias Quarterly.

lunes, septiembre 07, 2009

ENTREVISTA: "Quienes se benefician del sistema deben pagar por él"

Thierry Lansier, experto en sistemas urbanos de transporte, habló con Semana sobre la integración del transporte público en las grandes ciudades, el dilema entre Transmilenio o metro y las opciones para financiar este último. Por Lorenzo Morales, editor de Semana.com

Thierry Lansier viaja por todo el mundo para asesorar a gobiernos en el desarrollo de soluciones de transporte masivo. También para aprender de lo que está pasando en esta materia fuera de Francia.

Lansier, es director de Cooperación Internacional de RATP, la empresa parisina que maneja el metro. Hoy, fuera de Francia, manejan la nueva línea de metro que conectará a Johannesburgo con Pretoria y que estará lista para el Mundial de fútbol de Sudáfrica, y otras líneas en Italia, China y Argelia, entre otros países.

Lansier, quien estuvo en Bogotá invitado por el proyecto Bogotá cómo Vamos, habló con Semana.com sobre las posibilidades de financiación que tiene el metro de Bogotá, la integración de distintos sistemas en una urbe contemporánea, y sobre el dilema entre Transmilenio o metro.

¿Qué opina de la discusión en Bogotá sobre sí hacer metro o continuar expandiendo Transmilenio?

Yo pienso que ambos sistemas no compiten entre sí. En una ciudad como Bogotá de 8 millones habitantes hay una necesidad de construir una red de tráfico pesado como el metro. En París, por ejemplo, ya teníamos una red muy densa de metro. En 1970 vimos que podíamos también crear un tren de cercanías (RER) sin que esto disminuyera el tráfico del metro. Al contrario, el RER atrajo nuevos clientes a la red de transporte público y en particular al metro.

Por eso creo que ambos sistemas son complementarios y no competitivos. Bogotá, así Transmilenio sea el mejor sistema de buses del mundo -como quizás lo sea- el sistema esta llegando al tope de su capacidad y es necesario pasar al nivel siguiente.

¿Es posible construir ese tipo de redes pesadas como el metro o un tren de cercanías en una ciudad que ya está densamente desarrollada?

Un sistema subterráneo genera menos traumatismos a la ciudad que si se hacen trabajos a cielo abierto. En Paris actualmente se siguen haciendo trabajos para nuevas lineas de metro, incluso en zonas muy densas. En París tenemos 19 líneas en renovación actualmente, algunas en superficie y otras bajo tierra, y se seguirán haciendo.

¿Cómo funciona el sistema integrado en París?


El pasajero, con un mismo tiquete, puede usar cualquiera de los medios disponibles y por eso tiene la sensación de que hay un sólo sistema. En realidad este sistema está compuesto de múltiples operadores como la RATP (metro), SNCF (trenes), y además hay casi 80 operadores aprobados de bus agremadios en una asociación. Repito, para el pasajero, no hay diferencia visible.

Hay una autoridad superior de transporte que fija las tarifas, define las reglas de uso, que define el número de líneas y el tipo de líneas que es necesario desarrollar y las asigna a los diferentes operadores según las necesidades.

Siga leyendo la entrevista en Semana.com

lunes, julio 27, 2009

CRÓNICA: Los indígenas desafían al narcotráfico

A la decisión de los indígenas del Cauca de expulsar el conflicto de su tierra, las Farc respondieron con sangre. ¿Por qué los Nasa no quieren dar marcha atrás y la guerrilla los amenaza? Lorenzo Morales, editor de Semana.com estuvo en el lugar y explica qué está pasando.

Atrapados en una tenaza de plomo están los miembros de la comunidad Nasa, en las montañas del norte del departamento del Cauca, desde que se propusieron hacer cumplir la Resolución 002 de febrero de 2009 del Cabildo de Jambaló, que equivale a una ley de obligatorio cumplimiento en el sistema político indígena.

“Se notifica a los dueños de las cocinas o laboratorios que se han instalado dentro del territorio para que en el término de tres días, contando a partir de la firma y publicación de la presente resolución, desalojen voluntariamente del territorio”, dice la ordenanza.

En caso de que lo provisto por la resolución no se cumpla, la ley indígena ordena que los Nasakiwe Tegnas (Guardias Indígenas) ubiquen a actores armados, armas y laboratorios, y procedan a desalojarlos. “Comuníquese, aplíquese y cúmplase”, remata el texto.

Si no fuera porque sus acciones son siempre pacíficas, se podría decir que los Nasa le declararon la guerra a la guerra, y a la coca que la financia. “Si no pone orden el dueño de la casa, entonces ¿quién?”, me preguntó Ulpiano Ilamo, gobernador del resguardo de López Adentro sobre la zona plana entre Caloto y Corinto.

Pero defender el orden de su casa les ha significado a los valientes indígenas caucanos poner sus vidas en el filo de la navaja. Los jefes de las Farc han sentenciado a muerte a los líderes más lúcidos y, lo más grave, ya han empezado a asesinarlos, sin que hasta ahora el gobierno haya podido evitar la masacre.

... siga leyendo la crónica en Semana.com, haciendo click aquí.

** Vea aquí la galería fotográfica del recorrido


viernes, julio 03, 2009

Un ejército de sordos

El walkman cumple treinta años. Semblanza personal de un aparato que cambió para siempre la forma de oír música en el mundo. Por Lorenzo Morales.

Tengo casi la misma edad del walkman, ese invento que inauguró la era de la música portátil. Empecé a usarlo cuando entré al bachillerato; era un walkman rojo que me trajo mi papá de un viaje a Cartagena. En los recreos traficábamos con casetes que nos grabábamos unos a otros y que luego oíamos a escondidas en clase. Engañar al profesor era un juego de impostores. Cuando él empezaba su charla, nosotros recostábamos la cabeza contra la mano, donde ya teníamos el audífono que habíamos camuflado por entre la manga del saco. Hacíamos play y mirábamos al profesor a los ojos sin asomo de vergüenza. Lo que para él era quizás una mirada contemplativa, una hipnosis intelectual producto de su cátedra, en realidad era la mirada hueca de adolescentes en trance de rock.

Ya habíamos cometido la fuga. Estábamos en las tierras de Pink Floyd, Sui Generis, The Doors y Pixies, lejos del salón y del tablero. Ese uso antipedagógico del walkman habría dejado perplejo al señor Akio Morita, presidente de Sony en Tokio, pues toda la sal de su maravilloso invento consistía en prometerle a quien lo comprara la posibilidad de moverse con libertad con su música a todos lados. Nosotros lo usábamos para todo lo contrario: el walkman nos servía para fingir la quietud de las esfinges cuando en realidad gozábamos de una locomoción espiritual que nos sacudía el alma como si estuviéramos saltando en un concierto de Café Tacuba, mientras permanecíamos inmóviles, recostados sobre nuestros pupitres de madera.

Hagamos un rewind. El primer walkman —una marca registrada de Sony— salió a la venta el 22 de junio de 1979 y muy rápidamente se convirtió en un fenómeno mundial. A finales de 1980, la empresa japonesa había vendido más de dos millones de unidades, y otras compañías habían comenzado a sacar sus propias versiones. En 1995, más de 150 millones de personas en todo el planeta tenían un walkman y la palabra ya aparecía en el diccionario Oxford de inglés.

La revolución del walkman fue ante todo la revolución de los audífonos. Las grabadoras para periodistas, casi idénticas a los primeros walkman, existían hacía más de diez años pero los audífonos disponibles eran grandes y pesados. Por más pasión por la música, tenía poco encanto salir a trotar con una pesa de una libra amarrada a la cabeza y dos orejeras que parecían cacerolas.

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sábado, marzo 28, 2009

Carrera séptima: de Calle Real a caos total

¿Podrá una de las avenidas con mayor congestión y contaminación convertirse en un modelo integrado de transporte público digno y eficiente? Por Lorenzo Morales, editor de Semana.com.

El Distrito busca desesperadamente mostrar avances en la movilidad de la capital colombiana y para ello quiere que las empresas de transporte público que circulan por la carrera séptima inicien un plan de reestructuración de rutas y servicio por esta emblemática y hoy caótica avenida del oriente de Bogotá.

De acuerdo con la última medición que hizo la Secretaría de Movilidad para evaluar los efectos del Pico y Placa extendido, la carrera Séptima, antes conocida como la Calle Real por su importancia, fue, junto a la avenida Boyacá, la única vía cuyos indices de movilidad empeoraron. Según la medición, la velocidad promedio se redujo en 8 por ciento, mientras en otras vías hubo aumento hasta de un 30 por ciento.

Hoy el promedio de velocidad de la carrera séptima es de 13,6 kilómetros por hora, de acuerdo con una medición no científica hecha por el representante Simón Gaviria mientras que en 2007 era de 18,2 por ciento, de acuerdo con las cifras del Observatorio de Movilidad de Bogotá.

¿A qué le apuesta la Alcaldía de Samuel Moreno para salvar este neurálgico corredor vial que conecta el sur con el norte en un tramo de veinte kilómetros y sobre el cual se mueven a diario cerca de 20.000 pasajeros?

“Se trata de un operativo de concertación como nunca se ha visto en esta ciudad y el primer laboratorio para luego expandirlo a otras vías”, dijo a Semana.com el Sub Secretario de Movilidad, Carlos José Herrera, quien ha estado a cargo de las conversaciones con las 41 empresas de buses que circulan por la carrera séptima.

El primer objetivo del plan es sacar de la vía cerca de 1.500 buses, busetas y colectivos de los 5.800 que hoy circulan por esta avenida y reducir las cerca de 170 rutas que usan esta vía.

“Vamos a crear un nuevo modelo de transporte por esa avenida, sin acabar con las empresas”, dijo Marco Tulio Gutiérrez, presidente de Conaltur, el gremio de los transportadores de servicio público de la ciudad y su vocero en los diálogos con el Distrito.

> Vea el resto de la historia en Semana.com haciendo click aquí

domingo, marzo 01, 2009

“El gobierno se está saliendo por la tangente con el DAS”: Galán

La falta de control sobre quienes hacen inteligencia en Colombia es el fondo del escándalo por las ‘chuzadas’. Semana.com habló con Juan Manuel Galán ponente de la ley que busca ordenar en este neurálgico y poderoso sector. Por Lorenzo Morales, editor de Semana.com
Jueves 26 Febrero 2009

Como pocas veces pasa en el Congreso de la República, en diciembre pasado un grupo de senadores -entre ellos Juan Manuel Galán, Marta Lucía Ramírez y Jairo Clopatofsky, con el apoyo del Ministerio de Defensa- lograron que se aprobara por unanimidad la “Ley de Inteligencia”. Esta ley busca poner orden en un sector sobre el cual no siempre quienes tienen la responsabilidad política tienen el control, pese a que es uno de los más neurálgicos dentro del aparato de seguridad del Estado.

También es uno de los más vulnerables. Así quedó demostrado con la investigación de Semana que reveló como detectives del DAS interceptaban y grababan conversaciones de opositores políticos, magistrados, periodistas y hasta funcionarios del Palacio de Nariño.

Semana.com habló con Juan Manuel Galán sobre lo que está pasando en el DAS, la responsabilidad política del gobierno en el caso y los efectos que puede tener la ley para evitar más episodios similares.

-Vea aquí el texto completo de la ley en pdf

Semana.com: La ley se discutió antes de este último escándalo, pero mucho después de otros como el de la infiltración paramilitar con el famoso caso de Jorge Noguera, ex director del DAS en 2005 ¿Qué los motivó a presentar este proyecto de ley?

Juan Manuel Galán: El gobierno al principio presentó un proyecto que para mí era muy tímido, que era simplemente proteger la identidad de los agentes que hacen inteligencia y sus familias.

Nos pareció que era una lástima que no se aprovechara la coyuntura a raíz de los falsos positivos, de las ‘chuzadas’, de las infiltraciones, de todo lo que ha pasado, para hacer una ley marco que regule todas las actividades de inteligencia y contrainteligencia. Entonces empezamos a trabajar en el Partido Liberal en un proyecto que fuera global...

Vea aquí el resto de la entrevista en Semana.com

miércoles, enero 21, 2009

Desaparecidos en Bogotá, muertos en combate en Boyacá

En septiembre pasado desaparecieron dos jóvenes del barrio Las Colinas en Bogotá. Al día siguiente fueron presentados por los militares como muertos en combate en Chivor, Boyacá.

Por Lorenzo Morales, editor de Semana.com
Enero 15 de 2009

A Alexander Quirama Morales le gustaba pasar la tarde columpiándose en un pequeño parque del empinado barrio Las Colinas en la localidad de Rafael Uribe, al sur de Bogotá. Quirama, de 31 años, sufría de problemas mentales y vivía como un niño junto a su madre en el segundo piso de una casa minúscula sobre un barranco al lado del parque.


“Por sus problemas mentales no tenía un trabajo formal sino que hacía mandados, ayudaba a la gente a subir las cuestas del barrio con cilindros de gas o limpiando lotes.”, dice su hermano Héctor Quirama, un líder barrial que ha aspirado varias veces a edil de la localidad.

El pasado 16 de septiembre Alexander no regresó a su casa como de costumbre. La familia decidió esperar pues en el barrio varias personas lo vieron subirse a una camioneta de platón junto a otros dos jóvenes de la zona. El que se los llevó, al parecer, también era del barrio.

Sin embargo la familia fue contactada el pasado 1 de diciembre por la Fiscalía y el CTI para informarles que Alexander aparecía reportado como muerto en combate por el Ejército, el 17 de septiembre -apenas un día después de su desaparición- en la vereda Camoyo del municipio de Chivor, en frontera de Boyacá con Cundinamarca.

Junto a Alexander apareció también dado de baja por el Batallón Bolívar de la Primera Brigada con sede en Tunja, Nolbeiro Muñoz Gutiérrez, de 23 años, otro de los jóvenes que subió a la camioneta y quien vivía en una casa amarilla a pocos metros de la de Alexander. Muñoz era desmovilizado de las Farc.

Por los testimonios recogidos por las autoridades y las investigaciones preliminares de la Fiscalía, se cree que un tercer muchacho hacía parte del grupo y al parecer logró huir, pero esto no ha podido ser confirmado.

“Este nuevo caso evidencia un patrón de ejecuciones extrajudiciales, limpieza social e involucramiento y victimización de la población civil en el conflicto armado interno por parte de agentes corruptos de Estado, en connivencia con grupos al margen de la ley”, dice la Personería de Bogotá en la denuncia en la que alerta a las autoridades judiciales sobre estos hechos.

Vea aquí la entrevista en video con el hermano de Alexander

“Tenemos más denuncias y más información de casos similares pero estamos verificando antes de estar seguros que se trata de falsos positivos”, dijo a Semana.com el Personero Distrital, Francisco Rojas Birri quien aclaró que los móviles son idénticos al caso de Soacha; les ofrecieron salarios altos y otros beneficios, según las versiones de algunos familiares.

“La persona que se sospecha los reclutó aparentemente fue reconocida por varios testigos como alguien del barrio y se tiene información de que sigue realizando la misma actividad”, dijo a Semana.com una fuente de la Personería, quien ha hecho acompañamiento a las dos familias afectadas.

A cuatro cuadras del lugar donde vivían los dos muchachos queda un lugar conocido como “La cuadra del tango”, un “sitio de miedo” –como le dicen los mismos habitantes del barrio Las Colinas- en el que fueron ubicados muchos reinsertados de las desmovilizaciones recientes de grupos paramilitares y algunos de desmovilizaciones individuales de guerrilleros.

El Juez 41 penal militar que lleva el caso liberó la cadena de custodia por lo que se espera que los cadáveres lleguen a Bogotá en los próximos días. Hasta ahora los familiares sólo han podido ver fotografías de los cuerpos y reportes oficiales de las circunstancias en las que fueron encontrados.

“En el reporte que leyó el juez del informe del Ejército decía que mi hermano era un ‘reconocido delincuente de Boyacá’”, dijo Héctor Quirama.

Alexander, de 31 años, difícilmente podía ser un ‘reconocido delincuente’. En un reporte de la unidad siquiátrica del Hospital Meissen fechado el 29 de junio de 2005 queda constancia que Alexander sufría desde los 6 años de una desviación bipolar afectiva y por eso estaba bajo medicación de drogas siquiátricas fuertes como Sinogan, Lorazepam y Haloperidol, un antisicótico que se le da a los esquizofrénicos.

Sin embargo en las fotos que el Ejército entregó al reportarlo como muerto en combate, Alexander aparece junto a una ametralladora. Según el reporte en poder de la Fiscalía, Alexander recibió cuatro disparos en el pecho.

“Uno de los cadáveres aparecía con una de esas viejas carabinas que usaba la policía y el otro una subametralladora vieja como las que usaba anteriormente el F-2”, dijo a Semana.com el alcalde de Chivor, Nestor Sánchez, la primera autoridad civil en llegar a la escena del crimen a las 5:30 a.m. El Ejército le informó que se trataba de dos extorsionistas.

Chivor es zona esmeraldifera y antigua zona de influencia del desmovilizado Bloque Centauros de las AUC.

Por el asesinato de 21 jóvenes de Soacha y algunas localidades aledañas de Bogotá en casos de falsos positivos, a finales de octubre el gobierno realizó la mayor purga interna dentro del Ejército con el súbito retiro de 27 militares, entre ellos tres generales, cuatro coroneles y siete tenientes coroneles.

Actulmente la Fiscalía está investigando 716 supuestos casos de falsos positivos, de los cuales 40 se presentaron en el 2.008 y los demás en años anteriores.

Héctor espera ahora que el cuerpo de su hermano y el otro joven del barrio sean regresados a Bogotá para que continúen las investigaciones. Según él, su hermano fue engañado y espera que lo mismo no se repita con otras personas del barrio. “Era loco pero no bobo”, concluye.

Vea la historia en Semana.com

viernes, noviembre 14, 2008

La debacle de la pirámide albanesa

En 1996 el pequeño país europeo fue invadido por una fiebre de inversión en pirámides idénticas a las que hoy se derrumban en Colombia y dejan a miles en la quiebra. ¿Qué aprendieron en ese país para que la historia no se repita?

Por Lorenzo Morales, editor de Semana.com
11/14/08


A principios de 1996, miles de albaneses que vivían una difícil situación económica sintieron que por fin habían encontrado la panacea a sus penas económicas. Un sistema de captación de dinero, distinto al de los bancos estatales, ofrecía multiplicar el dinero como por arte de magia. Era un sistema pirámides, como las que ahora se reventaron en Colombia.

Casi dos tercios de la población de Albania invirtió dinero. Tras su colapso miles de ‘ahorradores’ enfurecidos generaron disturbios incontrolables que terminaron tumbando al presidente del país cuyo gobierno nunca reconoció la gravedad de la crisis y hasta último momento respaldó la solvencia de algunas pirámides que habían traído a la nación una prosperidad ficticia. Al final, el caos dejó más de 2.000 personas muertas.

En Albania, igual que sucede hoy en Colombia, la gente de las ciudades vendía sus casas para invertir en estas empresas. Los campesinos vendían el ganado. A finales de 1996, Tirana, capital de Albania, se había convertido en un sucio y oloroso matadero: miles de campesinos llevaban sus reses para sacrificarlas, venderlas e invertir el dinero en las pirámides.

Todo el mundo echaba mano de cualquier propiedad que tuviera, por pequeña que fuera, en busca de los extraordinarios rendimientos de estas empresas. Dos de las pirámides más grandes, Xhafferi y Populli, llegaron en pocos meses a tener más de dos millones de depositantes, una cantidad de gente casi idéntica a la que hoy se calcula que ha metido su plata en pirámides en Colombia. En Albania vivían entonces, sólo tres y medio millones de personas y el dinero invertido era casi la mitad del PIB de ese país.

En Colombia, la gente pidió prestamos, hipotecó sus casas, vendieron el carro, sacaron las cesantías, liquidaron ahorros de toda una vida. Incluso hay información que hasta personas desplazadas, uno de los sectores más desvalidos de la sociedad, han invertido las mesadas de la ayuda del gobierno en este peligroso y oscuro negocio.

Según la fiscalía, en el país hay 240 pirámides y hasta hoy 67 han sido intervenidas o selladas. En total, hasta ahora las autoridades han incautado 58.000 millones de pesos, en cajas, costales y bolsas. El Director de Seguridad Ciudadana de la Policía dijo que en los departamentos donde más se ha incautado dinero son Huila, con 24 mil millones de pesos y Nariño, con 13 mil millones de pesos.

En Albania, durante ese años de fulgurantes rendimientos, las autoridades miraban desde la barrera, pese a las advertencias del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Quien se atrevía a denunciar el peligro y a insinuar la posibilidad de que hubiera lavado de activos, lo acusaban de estar conspirando contra las empresas más rentables del país.

Entre Colombia hoy y Albania entonces hay muchas diferencias. Albania era entonces un país en transición hacia un sistema capitalista moderno. Era también el país más pobre, atrasado y aislado de Europa. Sin embargo, las pirámides de allá ofrecían rendimientos altos e inverosímiles (12% y 19% mensual) pero no tan exorbitantes como los que hoy se ven en Colombia, que en casos llegan al 100% en menos de tres meses.

Albania era un país con un sistema financiero tradicional controlado por tres bancos estatales que no satisfacían la demanda de créditos. Esto dio paso a un sistema paralelo que alimentó las esperanzas de muchos albaneses de clase media y baja que soñaban con una vida mejor y que no tenían acceso a la banca tradicional.

¿Qué aprendieron?
La crisis económica y política que padeció Albania por cuenta de las pirámides deja muchas lecciones para Colombia hoy, víctima del mismo virus, diez años despúes.

La primera es que una vez se detecte una pirámide hay que actuar rápidamente y con firmeza, recomendó Christopher Jarvis, jefe del Departamento de Elaboración y Exámen de Políticas del FMI, en 2000, tras un detallado análisis de cómo había colapsado la economía albanesa.

“Por definición, los pasivos de las pirámides siempre son mayores que sus activos, y los pagos a los inversionistas se financian únicamente con nuevas entradas de fondos”, explicó Jarvis sobre cómo no es difícil detectar y sancionar estos movimientos fraudulentos.

“Una vez iniciadas las investigaciones, sus operadores intentarán sustraer la mayor cantidad de activos que puedan antes de que se descubra la verdad”, dijo Jarvis. “Esto es casi inevitable, pero si se congelan los activos que tengan depositados en el sector oficial y se decomisan los activos que pueden enajenarse fácilmente, pueden reducirse significativamente las pérdidas de los depositantes”

Y por último, una recomendación categórica: desde el principio, las autoridades deberán dejar claro que no indemnizarán a los depositantes. Según Jarvis “el costo fiscal puede ser altísimo y el riesgo moral considerable”.

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'Los Pascuales' usaban colegio como trinchera

La captura de varios miembros de la banda ‘Los Pascuales’ pone a salvo a cientos de niños del colegio Agustín Fernández de Usaquén, que sentían zumbar las balas sobre sus cabezas. Aún hay temor en el barrio.

Por Lorenzo Morales, editor de Semana.com
11/11/2008

La captura de siete miembros de la banda ‘Los Pascuales’, tres de ellos menores de edad, le devuelve la esperanza de poder ir a estudiar tranquilos a cerca de 3.000 estudiantes del colegio Agustín Fernández del barrio Santa Cecilia en la localidad de Usaquén.

Durante meses esta banda ha utilizado las inmediaciones del colegio para delinquir, vender drogas, acosar a los menores e incluso como trinchera para los combates con otras bandas como “Los Porras” y “Los Ojara”, según ha dicho la policía.

En un operativo que necesitó la participación del Cuerpo Especial Antiterrorista de la Policía (CEAT), lograron arrestar a Johan González, Andrés Quiñónez, Orlando Quintero, Gabriel Guerrero, y tres menores de edad. Cada uno de ellos estaba armado con revólveres y pistolas.

“La situación se ha calmado”, dijo a Semana.com Olga Sierra una de las personas encargadas de la seguridad dentro de una de las sedes del Agustín Fernández. “Como tiene tres pisos, habían cogido el colegio de trinchera para darse bala con otras bandas, al otro lado del cerro”, dijo Sierra cuya única dotación es un bolillo.

En esa sede – el colegio tiene tres- ubicada en la Transversal 6ª con calle 162, estudian cerca de 600 niños entre 5 y 14 años. A pocos metros hay un jardín infantil. El barrio carece de zonas de recreación y no hay parques. El único CAI es en Villa Nidia, un barrio aledaño, y tiene que responder por la seguridad de 11 barrios más, incluido Santa Cecilia.

Las balaceras entre ‘Los Pascuales’ y otras bandas del sector ocurrían a veces a plena luz del día, incluso mientras los estudiantes estaban en clase. “Tuvimos casos de niños que se desmayaban del susto, por las balaceras. Había mucho miedo”, indicó un profesor del colegio que prefirió no identificarse. En las paredes y ventanas aledañas son visibles los huecos de las balas.

Las balaceras mas fuertes se dieron el 31 de julio de este año y se extendieron por mas de 15 días, llenando de zozobra a toda la comunidad. Incluso el Hospital de Usaquén que cuenta con un puesto de salud en esa parte de la localidad consideró retirara a su personal.

En las tres sedes del colegio Agustín Fernández estudian cerca de 3.000 niños de 5 a 14 años, en tres jornadas.

“Yo creo que esta captura va a aliviar la situación de los cerros” dijo a Semana.com la edil Maria Victoria Iannini quien aclaró que lo importante es que se capturen a los líderes de la banda, pues ellos se aprovechan de los menores para no ser capturados. “Ponen a los chiquitos de carne de cañon por que saben que a los niños no los puede judicializar”, dijo.

La comunidad, sin embargo, es menos optimista. Precisamente esta mañana, durante un concejo de seguridad que realizó el alcalde Samuel Moreno en el colegio Agustín Fernández, la gente mostró su satisfacción por las capturas pero no cree que este sea el fin del problema.

“Cogieron a siete pero hace dos meses cogieron a ocho y los soltaron en menos de 24 horas”, dijo otro miembro de la junta de padres de familia del colegio.

El pasado agosto, la policía desplegó un gran operativo en la zona que terminó con la captura de 13 jóvenes miembros de esta banda de origen familiar pero fueron puestos en libertad días después por un juez de garantías.

En esa acción fueron incautados chalecos antibalas y granadas de fragmentación, lo que da una idea de la dimensión del problema.

“Esto es como cualquier cartel. Si no cogen a los jefes grandes, las cosas van a seguir igual”, dijo un líder de una de las Juntas de Acción Comunal de la zona, pero pidió no ser identificado.

“La gente tiene miedo de hablar. Los presidentes de las Juntas de Acción Comunal están amenazados en este barrio (Santa Cecilia) y en otros aledaños como Arauquita, Villa Nidia, La Perla, cerro Norte y Soratama”, explicó a Semana.com la edil Patricia Jerez, quien asistió al concejo de seguridad. De los 120 asistentes, sólo nueve expresaron sus inquietudes sobre la difícil situación de seguridad del barrio. Los demás guardaron silencio aunque estaban presentes presidentes de otras Juntas que tienen graves situaciones en sus áreas.

Según datos de la policía de Usaquén, en lo corrido del año han recibido 21 denuncias en contra de ‘Los Pascuales’.

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