Sábado 3 Diciembre 2011
La deforestación representa el 20
por ciento de las emisiones globales de CO2 a la atmósfera, por lo que
la conservación de los bosques es una prioridad para contener el cambio
climático. Un mecanismo conocido como Reducción de Emisiones por
Deforestación y Degradación (Redd) ha estado en el corazón de las
negociaciones de Naciones Unidas esta semana en Sudáfrica y su fórmula
es simple: los países ricos pagarán a quien preserve o restituya
bosques, compensando así su responsabilidad en la emisión de gases
nocivos a la atmósfera.
Entre esa batería de acciones está un fondo de 3,4 millones de dólares que puso el Banco Mundial para financiar proyectos Redd en el país y que tiene a empresas, bancos privados y organizaciones ambientalistas haciendo fila desde ya. La inminencia de un potencial mercado de miles de millones de dólares en bonos de carbono ha despertado un repentino interés pese a que no se ha establecido cómo monitorear la efectiva conservación de las selvas y menos aún cómo medir cuánto carbono captura, por ejemplo, una hectárea de selva chocoana. Dicho corto, nadie sabe cómo traducir en moneda el proteger esa exuberante vegetación.
"La expectativa de un mercado de carbono ha distorsionado los objetivos de Redd, entre los que está apoyar a las comunidades que viven en los bosques y dependen de ellos", dijo Nils Ranum, investigador de Rainforest Foundation de Noruega, quien considera que el repentino aumento del valor de un pedazo de selva tropical está desencadenando conflictos por la tenencia de esas tierras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario