lunes, enero 31, 2011

Entrevista con Philippe Claudel, el explorador de cerrojos

¿Puede un asesinato convertirse en el último acto de amor de una madre hacia un hijo? ¿Hay resurrección después del castigo? En 'Hace mucho que te quiero', su primera película, Phillipe Claudel se lanza a buscar una respuesta. El viaje es amargo y doloroso.

Fue quizás el tiempo que Philipe Claudel pasó en la cárcel el que le enseñó a desentrañar la madeja de la pasiones humanas, desde las más bajas a las más sublimes. En esas celdas que restringen el cuerpo pero exacerban lo humano, Claudel aprendió a mirar al recluso sin juzgarlo, a entenderlo sin condenarlo.

“Entendí que no eran monstruos”, dice Claudel sentado junto a la piscina de su hotel en Cartagena de Indias. “Eran personas como usted o yo que en su vida habían cometida un gesto equivocado, jalados por las circunstancias o que no habían sabido resistir a una tentación”, explica el autor de El informe Brodeck, quien trabajó durante 12 años como profesor de francés y literatura en una prisión del este de Francia.

Ese es casi el mismo tiempo que pasó en una celda Juliette, una mujer rota por dentro que en la película intenta reconstruir su vida al lado de su hermana, en una atmósfera de tensiones y susodichos. “En el filme trabajo mucho con el silencio”, explica el director francés. “Hay cosas que tu logras leer en el rostro de los personajes gracias a su talante y a la cámara. En literatura no se puede trabajar con el silencio”.

Precisamente ese doble juego de mostrar sin decir (y viceversa) es el que explica en parte la facilidad con la que Claudel parece saltar de la literatura al cine (y viceversa). Para él, cada medio le permite expresar cosas diferentes. “La historia de la película me hubiera sido imposible contarla en una novela y de las novelas que publico no podría hacer una película”, dice el escritor y director. Y aunque son más frecuentes los escritores-guionistas, para Claudel las barreras que separan a directores de escritores son un tanto artificiales y cita a figuras que se pasearon con naturalidad por el doble rol como Marcel Pagnol, Jean Giono o Marguerite Duras.

Las prisiones de Claudel son tallas en miniatura de nuestra sociedad. Y como tal nos remiten a una necesaria reflexión sobre su propósito. “La guerra fabrica más hombres malos de los que mata, decía Kant”, recuerda el escritor. “Podríamos usarla para decir que a veces la prisión fabrica más hombres malos de los que cura”. Si él lo dice...

Entrevista hecha en el Hay Festival de Cartagena 2011.

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