martes, septiembre 13, 2005

The sacred geometry of chance

Cuando terminó la pelicula Malú contó el número de actores que figuraban en los créditos. Le parecieron excesivos. Pero como ya se había prometido que así sería, anotó el numero en el único papel que teníamos a la mano: el recibo de un sandwich y dos jugos que se había quedado en mi pantalón. Antes de anotar miro con cuidado el total de la cuenta. Llevaba demasiados días insistiendo a la fuerza con esa idea absurda de los números. "Algo tiene que salir." A mi me distraía al principio y hasta le sugería nuevas combinaciones posibles. Números imaginarios. Pensaba que era una forma de consolarla aunque no creía que de ahí fuera a salir la solución. Me dijo que entre más lo hiciera mayores probabilidades tenía. Pero a mi me parecía que era un asunto de suerte, no de probabilidad. Y la probabilidad mata a la suerte. Y se lo dije. No entendió o no le gustó o no le importó porque al día siguiente contó el número de semaforos en rojo que nos encontramos entre el edificio de Apuestas Echeverri y la casa de Ricardo. Veintitres. A Malú definitivamente no le gusta el azar.

2 comentarios:

Alejandro Martín dijo...

¿What is this?
¿Fiction?
¿A secret confesion?

Lorenzo Morales dijo...

This is a random situation of a random person in a random day.