Por Lorenzo MoralesHarold Rubin compraba bajo cuerda revistas pornográficas en quioscos de Chicago. A finales de los años 40, las fotos de mujeres en poses provocadoras circulaban por un mercado negro fomentado por leyes que censuraban las imágenes eróticas y castigaban a los apetentes. Veinte años después, Hugh Hefner posaba como un pavo real rodeado de conejitas Playboy, el emporio que construyó sobre las fantasías y las frustraciones de millones de hombres de todo el mundo.
Qué pasó en esos veinte años, para que un país puritano, prohibicionista y que trataba el sexo como un delito (en algunos Estados estaba prohibido el sexo oral entre marido y mujer), dejara que la desnudez, la libido sexual y hasta la pornografía fueran una manera respetable, o al menos legal, de hacer negocios y prestigio
En La mujer de tu prójimo, el cronista neoyorquino Gay Talese emprende un ambicioso viaje al fondo de la psique de una nación que ha logrado engañar a sus propios tabúes con pretextos como la veneración al dinero, la recalcitrante defensa de la libertad individual y la pleitesía al éxito.
A través de perfiles de seres en apariencia comunes y corrientes —un rasgo que siempre distingue la obra de Talese—, descubrimos cómo cada uno de ellos contribuyó a esta revolución del deseo. Una joven aspirante a modelo porno; un empresario de saunas y masajistas; el fundador de una colonia para practicar el “amor libre”; el censor irredimible que en el fondo lucha contra su manía de autosatisfacerse y un abogado lisiado que defiende a los censurados, son algunos de los personajes reales que le abren su mundo al tenaz reportero.
La pluma elegante de Talese le da para hacer una anatomía social de la lujuria y el sexo, reemplazando la obscenidad fácil por una pasmosa franqueza. Con precisión, detalles elocuentes y contexto, este exhaustivo reportaje está escrito con el rigor de quien narra el mecanismo de cortejo y apareamiento en una colonia de insectos. Pero, cuando toca, se sumerge en las honduras sicológicas de los protagonistas, dándole talla humana a una revolución que con frecuencia es reducida al invento de la píldora anticonceptiva o el uso masivo de penicilina.
La reedición de este clásico, con nuevo epílogo del autor, nos recuerda el talento de Talese para abrir puertas a temas difíciles. Lo que está por verse es si 20 años después seguimos prefiriendo, como fue el caso entonces, que esas puertas permanezcan cerradas.
La mujer de tu prójimo
Gay Talesse
Ed. Debate
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