domingo, marzo 12, 2006

Día de elecciones

Hoy es día de elecciones. El país va a elegir el próximo Parlamento. No hay que mirar mucho: todos los candidatos a Cámara y Senado son hombre y mujeres impecables. Todos son honestos y trabajadores, y sin falta apegados a la ley. Basta mirar los comerciales en la tele, las cuñas en la radio, la vallas en la calle, los debates insulsos. !Qué gente impoluta! Parece que todos han ayudado a cruzar un ciego la calle, y varias veces. Por eso nos piden que votemos por ellos.

La ley que estos hombres y mujeres dicen defender y respetar cómo si fuera su mamá prohibe que el día de elecciones se haga publicidad política y se presione al sufragante (ver Decreto 821 de 1998, aquí). Pero estos avivatos sin verguenza, vestidos de señores, la mano en el pecho donde les palpita la patria, son los primeros en violarla.

De mi casa al puesto de votación no hay más de 7 cuadras. 7 cuadras que tuve que caminar esquivando monaguillos con caras de imbéciles útiles, tratando de venderme un candidato de última hora, cómo si fuera un shampoo. Todos violando la ley que dicen defender. Que cinismo pedir votos violando la ley en la cara de la gente. Y la policía siempre tan atónita, cómo extraterrestres fosforecentes mirando a las nubes, esperando la nave espacial que ya viene a recogerlos...

A todos los que me estiraron el brazo para entregarme papeletas de candidatos - y que inevitablemente me recordaban el gesto de esos pregoneros de prostíbulos que se paran en las esquinas del centro de Bogotá- les pregunté con una decencia fingida y obligada si sabían acaso que me estaban pidiendo que votara por medio de un delito. La mayoría abrían la boca, dejaban caer algo de babas, y decían no saber de la prohibición. Lo mismo que dirán sus patronos cuando se roben la plata y la dignidad una vez elegidos. Uno, sólo uno, se rio no sé si con nervios o sarcásmo. Aunque que nervios va a sentir el peón de un político corrupto?

Entre las mafias electorales que me indujeron indebidamente al voto estaban el ejército de muñecos de cera de Cambio Radical, los 100% sin personalidad del Partido de la U, los folclóricos repitentes del Partido Liberal y los del Polo Democrático (ojo: "democrático").

En un país serio, además del castigo de los electores no votando por esos sátrapas, el Concejo Nacional Electoral tendría que sancionar a esos candidatos diestros en la maña de brincarse la ley. Y si eso es antes de que los elijan... qué podrá ser después?

1 comentario:

Anónimo dijo...

El 12 de marzo no era prohibido hacer proselitismo político. Si estaba prohibido hacerlo muy cerca a las urnas con el fin de evitar irregularidades, pero era absolutamente legal hacer propaganda en la calle.