domingo, enero 01, 2006

La Forma de un Bolsillo

En 2001, el célebre y controvertido crítico de arte John Berger publicó La Forma de un Bolsillo. Ediciones Era sacó el mes pasado su traducción al español. La Forma de un Bolsillo es una compilación de 24 ensayos cortos a traves de los cuales Berger nos pasea por el mundo del arte. Pero Berger no es un amable y sonriente guía de museo. Sus textos no son una clase de historia del arte ni un manual didáctico de aprendiz. Cada ensayo dedicado a un artista o una obra es un viaje interior del propio autor, donde a través de recuerdos y conversaciones imaginadas o reales, de poemas o de historias mínimas sobre la vida de los artistas, nos narra su experiencia personal frente a la obra. Una especie de álbum íntimo que recuerda esa empresa de Roland Barthes con la fotografía en su Cámara Lúcida.
Los textos de Berger, que en realidad no pueden ser clasificados como crítica, tienen el peculiar misterio – al tiempo incomodo y seductor- de dejarnos siempre algo fuera de alcance y la sensación de que no todo nos fue revelado. Como si el desenlace estuviera siempre en otra parte, fuera del texto. Algo similar a aquello que en Gente del Po, el primer largometraje documental de Antonioni, Berger describe “como si el foco de su interés estuviera siempre a un lado del suceso que nos muestra, y el protagonista nunca está centrado, porque el centro es un destino que no entendemos y cuyo perfil aún no está claro”
Entre tantas obras de arte que se evocan como las pinturas de Rembrandt o de Miguel Angel, los pequeños bronces de caballos de Degas, los autorretratos de Morandi y de Frida Kahlo, o los besos en piedra de Brancusi, entre otras, uno se siente huérfano de imágenes y desearía tenerlas todas en la memoria o -¿por qué no?- en las páginas del libro. Pero en el texto último, que parece la transcripción de una emisión radial, Berger nos revela la fuerza de esa ausencia o ese olvido: “Y decidimos que era mejor ver los cuadros en el radio que en la televisión. En la pantalla de la televisión nada se queda quieto jamás, y ese movimiento le impide a la pintura ser pintura. Mientras que en el radio no vemos nada, pero podemos escuchar el silencio. Y todo cuadro tiene su propio silencio.” Y es en ese silencio donde Berger hace sonar “su pequeña teoría sobre lo visible”
Berger, pintor él mismo, guionista de cine y novelista ganador del prestigioso Booker Price en 1974, ve en cada artista un modelo de rebeldía – un bolsillo de resistencia- que lucha contra el orden del mundo. Una resistencia que el propio Berger ejerce desde su auto-exilio campesino en una aldea francesa dónde vive hace años, y de la cual queda constancia en dos de los textos-cartas de este libro. El primero es una extensa y hermosa misiva al Alcalde de la ciudad de Lyon en la que Berger eleva una plegaria ante la inminente demolición de dos cárceles de la ciudad y pide que en su lugar se disponga una huerta de manzanos. La otra es la muy literaria correspondencia que mantuvo con el subcomandante Marcos en 1994, icono de la subversión ilustrada de este siglo, y en las que se reflexiona sobre la resistencia a partir del vuelo de una garza o de la forma de una piedra. Si al principio cada ensayo parece la pieza suelta de un rompecabezas imposible, al final Berger nos va señalando el lugar de cada una y revelando la clave que da sentido a todo el libro, empezando por el título. Mi recomendación subversiva al lector: leer el libro al revés, del último capítulo al primero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

tengo que hacer un trabajo sobre "el tamaño de una bolsa". es para mañana. toda la información que me puedan pasar sobre el libro me vendra bien. Consiste en comentar las partes más significativas (frases, parráfos interesantes...). gracias. mi email es rjpg4@hotmail.com. AYUDENME! me juego la vida!

Gracias.
Clara

Anónimo dijo...

por favor...

Anónimo dijo...

el tamaño de una bolsa es el mismo libro que la forma de un bolsillo. por si acaso no lo sabian. jeje. gracias