Bogotá ha crecido en su oferta culinaria. No así en los buenos modales de los clientes de la cocina gourmet. Una de las zonas de reciente desarrollo gastronómico se encuentra en la calle 69, entre la séptima y la quinta, y que no se en que momento ni porqué comenzó a llamarse la zona G (alguien sabe?). Excelentes y regulares restaurantes se han ido instalando en la viejas casonas y han convertido sus jardines en comedores al aire libre con vista a la calle. Y a la calle en un corredor con vista a los comedores. Pasó por ahí con frecuencia por vivir abajito y desde ahí veo claramente que todos comen sin “chasquear”, no llaman al mesero a chiflido, las espinas del pescado las orillan en el plato en vez de escupirlas y los dedos se limpian en la servilleta de tela y no en el mantel o debajo del asiento. En resumen, toda gente muy educada y divinamente. Incluso aunque algunos vengan del mundo de la política.
Me pregunto si ese mundo esplendido y refinado que transcurre dentro sólo es posible si los comensales descargan previamente toda la mala educación en la parte de afuera de los restaurantes. Me refiero a esa hecatombe de camionetas, motos y carros encaramados en los andenes (o en lo que queda de ellos) junto a unos mimos que fungen de “valets ” de parqueo. No entiendo como un tipo que puede pedir los langostinos a la plancha (con un delicado toque de maracuya, coco y pisca de finas hierbas) y champaña, le saca el quite a pagar parqueadero. Así tenga que pagar por tres carros: el de él y las dos patrullas de mandriles. Y tampoco entiendo porque los mismos restaurantes dentro de la partida millonaria que se asignan para remodelación y decoración del local, no dejaron al menos un cuncho para hacer unos andenes decentes para el peatón y blindados contra escoltas. Los mismos clientes disfrutarían más una buena vista a la calle y que el salmón “fumé” sea hecho en leña en la cocina y no en exosto en la mesa. A ver también si la próxima vez cuando pase por ahí se me quitan esas ganas tan bravas de mejor irme a comer un chorizo.
jueves, agosto 04, 2005
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